Las familias llegan a la institución a partir de la derivación del o la pediatra, la institución educativa, el o la neuróloga y muchas veces también por iniciativa propia ante una preocupación o interés particular.
Al recibirlas iniciamos un proceso de escucha empática en relación con sus necesidades y demandas.
En función de esto se propone un abordaje integral que puede estar a cargo de una sola disciplina o si fuera necesario incluir varias.
Las mismas acompañan al sujeto como un entramado que sostiene y contiene sin perder de vista la unidad del ser.
Partimos de lo que cada persona trae, de su manera de ser y estar en el mundo, más allá de los diagnósticos y etiquetas buscamos colaborar para que cada persona puede ser feliz e incorporarse de ese modo en el medio familiar, social, educativo, etc.
Los y las profesionales del equipo permanecen en constante comunicación logrando un trabajo articulado entre las diferentes disciplinas unificando criterios y metas.
